miércoles, 11 de agosto de 2010

rElato eRótico nÚmero (nO rEcuerdo cUál tOca)

ADVERTENCIA: COMO INDICA SU NOMBRE, ES UN RELATO ERÓTICO. SI LE INCOMODA QUIZÁ DEBA CONSIDERAR NO LEERLO.


Sandra está sentada en su ordenador, como todas las noches. El calor es un poco agobiante, pero la buena charla hace que sea un poco más llevadero. Charla con un amigo con el que comparte la afición por escribir, así que la conversación es fluida. Hablan de todo un poco, de la vida, del amor, del desamor, de todos esos conceptos universales. Es curioso, pero siempre terminan hablando de sexo. No hablan de sexo entre ellos, sino de sexo, en general. Es divertido, y se echan sus buenas risas. Así que esta noche se les ha ocurrido que se van a hacer una especie de pique, se han dado unos minutos para escribir un relato erótico, a ver qué sale. Dame unos minutos, ha escrito él, y ella ha contestado: ok.

Qué calor, suspira sentada en su sillón de ruedas mientras piensa que todo su cuerpo está pegajoso. Súbitamente, siente cómo unas firmes manos se apoyan en sus hombros y le empiezan a masajear el cuello. Inicialmente piensa en volverse, pero la sensación es TAN placentera, que desiste y se abandona a ella. Sólo acierta a murmurar un tenue: "quién eres?"

Las manos, suavemente acarician sus hombros, y van, poco a poco haciendo resbalar hacia los lados las tirantas de su sujetador, de modo que, al ser su ropa tan amplia y ligera, las copas del mismo se abomban un poco, y dejan entrever sus pechos. Sandra sólo acierta a gemir un "ay dios mio!", y empieza a retorcerse en el sillón mientras las cálidas y suaves manos le acarician los pechos. Ella se siente como en el cielo, porque además ella siempre ha pensado que tiene unos pechos preciosos, se siente muy orgullosa de ellos, y el modo en que estas manos le acarician, el modo en que sus dos pulgares se recrean en sus pezones, le está diciendo en un lenguaje difícil de catalogar en los diccionarios, algo así como: "adoro tus pechos"

Sandra cree que va a estallar de placer cuando las manos bajan por su cuerpo y le empiezan a desabrochar, uno a uno, los botones del pantalón, lentamente. Dios, qué braguitas me he puesto?, piensa para sus adentros, cuando ya ni es consciente de que está totalmente en manos de un desconocido. Es tanto el placer, que ya está totalmente entregada. Puede sentir el placer que le proporcionan esas manos mientras una de ellas se hunde entre el raso de sus braguitas (menos mal, me puse mis favoritas) y su vello púbico; puede sentir el placer que le proporciona incluso la luz del monitor del ordenador alumbrando tenuemente sus pezones erguidos.

Un dedo se desliza en su interior y llega hasta ese punto donde ya no hay marcha atrás. Sandra está totalmente entregada. Jamás, repito, jamás nadie la había tocado de ese modo, tan cálido, tan dulce, tan sensual, tan entregado, tan placentero. Sabe que los movimientos de esas manos que tan bien conocen su cuerpo le van a provocar en cuestión de un par de minutos un intenso orgasmo...

Sandra abre los ojos. Dios! esto es lo que llaman petie mort! musita. Sólo sabe que ha perdido la consciencia en medio del orgasmo más indescriptibe e intenso que haya vivido jamás. Sabe que ha ocurrido de verdad porque sus braguitas están un poco bajadas y una leve porción de su vello púbico asoma por encima de ellas, y porque las tirantas de su sujetador siguen caidas, y sus pechos, desnudos, pero en la habitación no hay nadie...

En la pantalla del ordenador, la ventana del chat con su amigo centellea: hay una nueva frase:

"qué tal"?

7 comentarios:

  1. Uaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaauuuuuuuuuu!!!!! Toma ya!!!

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  2. hummmmm... muy chulo, si señor :)

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  3. Sí. Sí, señor. ¿Y esto ocurre? Es que igual he estado perdiendo el tiempo hablando de Mau, Ripus, Fransa, el Jardinero del Pubis, Vicente, su novia...

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  4. .......ahora que veo, has separado tus blogs favoritos.... y yo, yo... tengo que volver a leerlo... estoy en 1ª división. No puedo creerlo !!!

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  5. Está basado en hechos semireales, no? ;)

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  6. eiii eso de la petite morte yo lo quiero probar. Estás loco nene, pero reconozco que me has puesto cachonda

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