sábado, 20 de noviembre de 2010

lA cÁmara


Por primera vez en mucho tiempo me he dado un gusto. Lo he pensado mucho, muchísimo, y de hecho aun lo sigo pensando. Pero aquí está. Tan entusiasmado estoy con la adquisición que al llegar a casa la he estrenado delante del espejo del recibidor. Apunten, fuego, ZAS! Y ésta, mi primera foto, aunque sea una basura, se la voy a dedicar a unas cuantas personas:

A mi madre, lo primero de todo, por ser quien fue, por hacerme como me hizo, y por aguantarme todos estos años. Espero hacer cosas bellas con esto, y que tú las veas desde el cielo.

A mi hermano JJ, al que admiro y envidio profundamente por esas fotos que me hacen exclamar: cómo cojones lo haces?!?!?!.

A Fernando Castro, que me dijo la verdad, y al hacerlo me dio una gran alegría (Tus fotos no son gran cosa técnicamente, pero transmiten) Fernando, tu foto de las Tablas de Daimiel está colgada en mi salón. Tenías razón, hay días en que la foto está ahí esperandote, en ese preciso momento.

A Jessie, por compartir conmigo un álbum que me ha animado mucho a perpetrar esta locura.

A Marta Manzanares, por ser una fotógrafa tan increible y hacer que me sienta identificado con ella de tal manera que me he animado, 1) a comprarme por fin la maldita reflex, 2) inspirarme para este estreno en una increible foto de perfil suya de facebook! Lo siento, ha sido un arrebato espontáneo, de verdad. Teníamos que salir los dos, y no se me ocurría otro modo.

A Sofi, de la que poco más sé. Tenía un fotolog bajo un perfil de usuario llamado algo así como shugamamaaaa. Publicaba autofotos semidesnuda que eran una preciosidad, pero como eran un poco porno, le borraban la cuenta cada dos por tres. Le he perdido la pista. No sé sus fotos, pero sus ojos transmitían.

A mi primo Rolf, que tiene buena parte de culpa de que el gusanillo de la fotografía me coma por dentro.

Hay infinidad de detalles en los que un humilde servidor se fija, y otras personas no. Yo los atraparé con mi nuevo cazamariposas, y los traeré a vuestras pantallas...
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martes, 16 de noviembre de 2010

gEstos


Quizá me vuelva algo monotemático en estos últimos tiempos, pero lo cierto es que no me sale otra cosa. Al que se aburra no se lo voy a reprochar si no lee estas cosas.

Esto que veis son 3 hermanos, hace una barbaridad de años. La de la derecha es mi tía Pili, que murió de cáncer allá por el año 78. El de la izquierda, mi tío Pepe, al que se lo llevó otro cáncer a finales de los 90. En el centro, mi madre, sorprendida mientras dormía por un infarto fulminante hace un mes.

A pesar de que a ésta última no le gustaban nada las fotos, resulta que hay cientos de ellas... y en pocas he visto la cara de felicidad que tiene en ésta. Lo que quería sacando aquí a la luz este trocito tan especial de mi intimidad, es que os fijárais en un gesto. Es la postura de las manos de mi madre descansando sobre los hombros de su hermano mayor.

Para mi modo de entender las cosas, en ese sencillo gesto se concentra al menos la mitad del sentido de la vida...

domingo, 7 de noviembre de 2010

aSociaciones



Me imagino que esto a ti no te gustaría, pero es lo que escuchaba habitualmente cuando te fuiste. Y no puedo evitar, cada vez que lo escucho, acordarme muchísimo de ti...

cInco aÑos

Hoy hace cinco años. Estas cosas no deberían ocurrir. Y los responsables mareando la perdiz, venga recursos, y más recursos.


Es muy fácil llenarse la boca de palabras altisonantes para denunciar a los cuatro vientos ciertas injusticias, mientras se consienten otras barbaridades. Porque el ser humano es ante todo insolidario y egoista, a poco que se le aliente a serlo. Los responsables de todo este teatrillo lo saben y lo explotan... divide y vencerás.

Es muy fácil poner cartelotes con las cifras y los días sin accidentes laborales (obviando que muchos van a trabajar enfermos, o que hay cosas que no se consideran accidente porque total, qué os voy a contar, si para ir a la mútua a que te atiendan primero tienes que pedir permiso a la empresa por escrito - cuidado, no vayas a manchar de sangre el formulario-)

Es muy fácil decir que se respetan todas las normas de seguridad, a la vez que acorralas a los trabajadores y les obligas a trabajar a un ritmo que poco a poco desdeña esas precauciones. Esto es lo que hay, lo tomas o lo dejas. Y al final, si no rindes, es tu culpa. Y si tienes un accidente, también es culpa tuya.



Hoy día ya se puede transitar por aquí. Cuándo nos acordaremos de los obreros que lo construyeron con sus propias manos? De los que se dejaron la vida aquí?

Supongo que cuando salgan los baches...

sábado, 6 de noviembre de 2010

nO hAce fAlta...

...que hagáis comentarios. Solo quiero que lo sepáis y ya está.

Últimamente no tengo ganas de nada. Me refiero a escribir, inventarme cosas, exprimirme el cerebro en busca de la frase justa.

Apenas sí me apetece a veces, caótica e irregularmente, soltar algún comentario en algún blog, de un modo completamente indiscriminado e inconstante.

Pero que sepáis que os sigo, que leo, que me alimento de las cosas que contáis, que sonrío de vez en cuando leyendo las cosas que escribís. Que disfruto. Que agradezco muchas frases aunque no las conteste.

Que sigo aquí.

Y que no sé lo que tardaré en estar otra vez dando la tabarra, pero que tampoco me pienso ir. Ya veremos lo que pasa.

Y ya está.

Eso era...

martes, 2 de noviembre de 2010

nOs eStamos qUedando sOlos

Hace 3 semanas era mi madre. Hoy me acabo de enterar por una carta al director en el periódico local, de que ha muerto el mejor jefe que he tenido en mi vida. El mejor superior a cuyas ordenes tuve el gusto de estar: José María Ortiz Rodríguez, apoderado de un importante despacho en el que yo trabajé durante varios años. Un pedazo de profesional de los que ya no existen.
No sólo fue un jefe. También fue un maestro. En el restaurante donde como a diario, periódico en mano, se lo he comentado al cocinero: ha muerto el hombre que me enseñó a trabajar como Dios manda. Y es cierto que si hoy me puedo considerar un profesional, lo es gracias a José María. Con él aprendí a ser pulcro, responsable, trabajador, prudente, obediente, puntual y humilde, y orgulloso de mi trabajo.
Me quedan en el recuerdo varias cosas: su amor por el barça, que yo con 16 años no comprendía, siendo él tan de derechas como era. Sus convidadas a desayunar churros todos los días 18 de julio, fecha de su cumpleaños. Y la última vez que me lo encontré, por el barrio de los pajaritos, ya jubilado, comprobando que se alegraba tanto de verme como yo a él... Y también una bronca mayúscula que tuve con él al principio de trabajar en el despacho, en la que yo le llevaba la contraria y defendía mi postura con uñas y dientes. Evidentemente al reflexionar sobre el tema me di cuenta de que el que estaba equivocado era yo. Fui a pedirle disculpas, y él, lejos de ensañarse conmigo, simplemente me dijo: tranquilo, todos nos equivocamos alguna vez. Una gran lección de humildad que tengo el gusto de haber aprendido de él.
No sabes cuánto lo siento, José María. O quizá sí que lo sepas. Te has llevado a la tumba valores que ya no encuentro por ninguna parte.