Cuando hay un factor generador de un hecho, es probable que éste se produzca. Cuando confluyen dos, o más, este hecho es inevitable...
Miguel está sentado en una silla, con la mirada clavada en el infinito, o quizás en ninguna parte, porque a Miguel pocos sitios le quedan ya a los que mirar, que no asusten. Lleva una ropa normalita, medianamente cuidada, pantalón y camisa, pero lo que me llama la atención es su delantal de color gris, que inmediatamente asocio con la olla de hierro con tapadera cuya presencia he advertido sobre uno de los fogones apagados de la cocina en penumbra.
Así que ahí está, esperando a que yo termine, como si no quisiera molestarme en mis tareas, mientras un continuo movimiento reflejo mueve su cabeza a izquierda y derecha constantemente, como si se pasara el rato diciendo que no. Incluso he llegado a pensar que este tic, o lo que sea, pudiera ser un reflejo casual de la situación, algunos de cuyos detalles en ese momento Miguel no comprende.
Sentado en su silla, descansa su brazos sobre el delantal, con los dedos de las manos entrelazados. Una vecina asoma: Miguel! Estás bien? tienes la puerta abierta...
Soy yo señora, contesto, que le estamos instalando esto y ha bajado mi compañero a por unas herramientas que nos hacen falta.
Al menos le tienen a usted bien cuidado sus vecinas. Miguel me ha contado un poquito antes que enviudó hace 4 años, y que aun no levanta cabeza. Ya es demasiado mayor par todo lo que se le ha venido encima, aunque aguanta, y más o menos, se las apaña solo.
Son muy buenas mis vecinas, me cuidan mucho. El viernes santo una me trajo de comer. Miguel habla en tono emocionado, en el tono del agradecimiento por las cosas pequeñas y sencillas que la mayoría de nosotros generalmente no estamos dispuestos a dar aunque no nos cueste nada.
No se me olvida su rostro surcado de arrugas, ni su timbre de voz, ni su amabilidad y humildad, ni cómo me ha estrechado la mano cuando me marchaba, ni se me olvida su delantal gris. Personas como Miguel las hay a porrillo. Hubiera sido una foto preciosa, pero sacar la cámara no era oportuno.
Este es su retrato, y es para ti...