nUevo pEqueño cAtálogo dE hÉroes y hEroinas: jUan aGuirre

Imágen extraida de www.amaral.es

Mi último suspiro de placer musical aquí era para María José Hernández. Confesé a algunos amigos, y a ella misma en un comentario al libro de visitas de su web, que he usado algunas de sus canciones como nana para dormir a un bebé de apenas un año.

El caso es que las nanas que acunan a un adulto como yo vienen firmadas por varios nombres, entre ellos, los de Eva Amaral y Juan Aguirre. Tratar de encontrar las palabras justas para describir esto que digo, sólo es posible mientras escucho "De carne y hueso" He de copiar varios de los verbos usados ya para describir el arte de genios como Frusciante, cuando digo que me maravilla el modo en que alguien puede convertir sencillos acordes, de todos conocidos, en melodías originales (esta palabra es muy importante, y con ella quiero decir que no son como la mayor parte de lo que se radia en las emisoras: más de lo mismo). Las primeras me fascinan, las segundas me aburren soberanamente.

Últimamente me ha dado por ser extremadamente sincero, aunque aún no sé a dónde me va a llevar ésto, pero en este ejercicio de sinceridad voy a confesar que la primera impresión que tuve de este grupo no fue muy favorable. La primera canción de ellos que escuché no me dijo gran cosa, así que les eché la cruz.

Algo más tarde me dio por empezar a fijarme en todo lo que subyace a esa voz tan potente y rockera que responde al nombre de Eva, (aunque hoy no voy a soltar otra de mis habituales burradas y no voy a decir de quién creo que es la reencarnación -entre otras cosas porque estaría "matando" a una persona a la que le queda mucha vida por delante-) y con el paso del tiempo me fui "reconciliando" con el sonido incomparable que emerge de este cerebro encerrado dentro de la caja de resonancia de una guitarra, empeñado en pulverizar la barrera del sonido con sus riffs, aunque yo creo que hace ya tiempo que lo ha conseguido, con un ejercicio acústico incomparable llamado Dragón Rojo. Vista la iconografía usada por el grupo, he de deducir que es una canción dedicada por Juan a Eva, y, en fin, si yo fuera Eva, me sentiría tremendamente orgullosa de que me dedicasen una maravilla como esa... No me canso de escucharla, y cada vez que lo hago encuentro un detalle más... Es como un altarito en el que un niño va colocando los pequeños tesoros que va encontrando debajo de las piedras, entre los matorrales, o en el pupitre de la compañera del cole, hasta conformar un conjunto único e irrepetible. Está lo que todo el mundo escucha, y luego lo demás, lo que escuchamos unos pocos afortunados como yo (ya sé que esto último sonará a pretenciosa chulería, pero es la verdad, y ahí queda...)

Reconozco en las guitarras de este artesano, con el que coincido en algunos detalles curiosos, como el año de nacimiento y el nombre, a muchas de las influencias de guitarristas y grupos que me fascinan, y en todas ellas reconozco un aprendizaje, una admiración, y un homenaje. Casi diría un perfeccionamiento, la superación del maestro. El cristalino sonido de guitarras desnudas al más puro estilo Tom Petty me viene a la mente cada vez que escucho su último trabajo: Hay en él canciones que creo que firmarían encantados gente como Per Gessle o José Ignacio Lapido. Hablo de esa avalancha de sonido que hace que golpee con ritmo el volante de mi coche, el alud provocado por el ingeniero que conoce y domina a la perfección cada uno de los engranajes que ponen en movimiento la maquinaria que genera el buen sonido. Y no contento con ello, los sigue ajustando día a día, para extraerles un poquito más.

Hace 8 años no hubiera imaginado que hoy diría que espero con interés el próximo disco de Amaral