cArtas a pAndora (I)

Querida Pandora: Hay que ver la de tiempo que hace que no te escribo, y la de tiempo que llevo deseando hacerlo, pero ya me conoces, mi mala cabeza me lleva siempre por los caminos del olvido y el desorden. No doy una a derechas.

Pero ya ves, hoy me he sentado aquí, y el caso es que he estado a punto de olvidarlo otra vez, y ya iba a apagar las lámparas, y dejar mi cerebro con las luces de emergencia solamente, en ese estado de eterna durmevela que es mi vida, cuando de pronto me ha venido a la mente tu nombre, como una brisa sutil que se ha colado por la rendija abierta del balcón.

Me acordé de ti esta mañana, porque estaba escuchando en mi mente una canción de esas que a tí te conmueven tanto, una de esas en las que el alma del cantante se desgarra y traduce a un potente e incontrolable chorro de voz, que es una expresión de pasión descontrolada, de pasión incontenible... de pasión, en definitiva, apasionada. Porque a tí te encantan los amores apasionados, porque eres la mujer mediterránea que siente, que se emociona, que busca la esencia en todos esos pequeños, minúsculos, microscópicos detalles que cuando no se reciben la hacen a una sentirse sola y vacía. Porque no eres un maniquí de escaparate, sino una M U J E R...

M

U

J

E

R

A mí también me gustan a rabiar estas canciones.

Me he alegrado de sentarme aquí a dedicarte este ratito. Espero que sea el principio de muchos más.

Besos