lunes, 15 de febrero de 2010

eL pOeta dE lAs cUerdas

A la romántica luz de los fluorescentes, el poeta de las cuerdas acaricia el mástil de su guitarra, y pasea la palma de la mano por la media caña, como si quisiera comprobar, una vez más infructuosamente, que no le ha salido ninguna imperfección, y que aquello sigue liso y suave como una pista de hielo. Sí, como una pista de hielo porque el ambiente, de momento es frío, y hay que caldearlo. Es el momento de ahogar el zumbido con que el amplificador araña el silencio de la tarde, encerrado entre las 4 paredes de esa celda del saber, de donde a veces uno siente la decepción de salir con las manos vacías, a veces sale convertido en un hombre nuevo.

El poeta de las cuerdas conecta la grabadora y tras deslizar su dedo índice brevemente sobre los bordones, produciendo ese característico sonido amplificado, empieza a desgranar una melodía. Es una melodía conocida para el que escucha atentamente al otro lado de la grabadora. Conocida pero nueva a la vez. En la habitación, más abierta, soleada y ventilada que la situada al frente de los micros, se produce ese intenso y corto silencio que precede a los grandes conciertos de clásica en los más selectos auditorios. Y pronto, los arpegios empiezan a hacer vibrar las membranas de los altavoces, las cajas de los bafles, el mueble donde está colocado el equipo de alta fidelidad, y el alma del tipo que, deleitado, deja que sus sentidos sean seducidos, confortados, por esa vibración.

Esta es la verdadera teoría de la teletransportación: El viaje a través de la nada, de uno de los componentes más importantes de nuestras vidas. Desde el emisor, hasta el receptor. Una de las pocas cosas que en este momento se me ocurren, capaces de hacer feliz tanto al que la entrega como al que la recibe.

3 comentarios:

  1. Esto es escribir..... y lo demás son tonterias.
    He podido escuchar todo mientras leia.
    Esta crónica puede ser una columna de cualquier diario. Alto nivel de literatura. Alto, alto...

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  2. Está genial. Hay que reconocerlo. A todos los que hemos tenido una guitarra en las manos, esta historia, es fuerte. Estás desaprovechado rayajo.

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  3. Hay que ver lo que te gusta la música. ¿Cuando te piensas comprar la guitarra esa?

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