domingo, 12 de octubre de 2008

La Persecución

Hoy, sinceramente, no tengo ni puñetera gana de escribir nada. No entiendo por qué ciertas personas tienen que pasar por ciertas cosas, y me parece que la vida a veces gasta putadas muy duras, como la de ayer, pero voy a hacer un esfuerzo, vida, para que sepas, que siempre hay un motivo para sonreir, y que yo soy un adicto a tu sonrisa, aunque yo en este momento esté sentado delante de tu ordenador, cabizbajo, pensando en lo duro que es verte sufrir, y en que dónde porras estará la dichosa varita mágica, que no la encuentro por ninguna parte...

Allá va, simplemente porque tú me has sugerido que estaría guay que lo publicara

Hace unos 10 o 15 años, volviendo una noche de salida típica granadina a casa, cuando me acercaba al portal advertí que alguien caminaba detrás de mí. En principio no le di demasiada importancia, pero como me importuna que alguien me siga, aunque no lo esté haciendo en realidad, pues traté de desligarme de él apretando el paso.

Advertí con preocupación que esta persona también apretó el paso, y, aunque estaba lejos, empezó a ponerme bastante nervioso el hecho de empezar a temer que esta persona estuviera realmente siguiéndome. No mucho tiempo antes, había sido atracado por dos tipejos asquerosos en un portal a punta de navaja, y la verdad es que empecé a ponerme paranoico. Empecé a calcular si podría, sin salir a la carrera, llegar al portal antes de que el sujeto en cuestión pudiera alcanzarme, y ante la duda en mis cálculos, decidí apretar más el paso.

Mi perseguidor volvió a apretar el paso. Esto ya me aterró!!! Sin llegar a echar a correr, decidí andar lo más deprisa que pude, hasta alcanzar el portal, que ya estaba cerca, mientras sentía que mi perseguidor estaba cada vez más cerca de mí, pero el caso es que por fin alcancé el portal, saqué corriendo las llaves, si es que no las había sacado ya antes, seguro que con disimulo para que la sombra que me perseguía no se diera cuenta y, viendo que su presa se escapaba, se me hubiera echado encima.

Entré al portal! Casa!! pero de todos modos, me apetecía desaparecer lo antes posible de la vista de este psicópata que me perseguía en mitad de la noche, quizá pensando que podría, como en las películas, obligarme mediante sucias tretas o chantajes psicológicos a abrile la puerta, para luego robarme y posiblemente degollarme sin piedad... tan cerca y tan lejos de casa, ahogado a dos metros de la orilla... para evitar esta posibilidad, subí los escalones de dos en dos (vivía en un primero, por lo que gozaba de la ventaja de no tener que esperar el ascensor) mientras con pavor comprobé que el portal volvía a abrirse y unos pasos se adentraban en el portal!!!

Abrí corriendo la puerta de mi casa mientras pensaba: joder joder que me pilla, pero qué atracador más insistente!!!,
Y allí me quedé, en la entrada jadeando, asustado, pensando: por poco!! cuando sentí que alguien empezaba a hurgar en la cerradura... NO ME LO PUEDO CREER!!! Pero por Dios, es que nadie ni nada va a detener a este desgraciado??? Qué he hecho yo, madre mía, creí que estas cosas sólo pasaban en las películas de terror, pero no, señoras y señores, el mecanismo de la cerradura giró, la puerta se abrio, y allí aparecio...

... mi hermano!!!

"Joder tío, vas por la calle como alma que lleva el diablo, te he visto desde la esquina y no ha habido manera de pillarte!!"

4 comentarios:

  1. Vaya con tu hermano!! Quítale las llaves de tu casa!!

    ResponderEliminar
  2. Ais, la vida,que a veces nos hace pecar de paranoicos. Pero eso sí, como anécdota 15 años después no tiene precio.

    ResponderEliminar
  3. la cabecera es impactante. y muy original porque creo que nunca habia visto nada así de header..

    ResponderEliminar