sábado, 18 de octubre de 2008

Crónica atrasada de un día raro

Es un día raro, ha de serlo porque lo que estoy experimentando parece no corresponderse con los hechos: es decir, observando lo que me rodea, no entiendo porque me siento como me siento, pero la realidad es que me siento así.
Lo que me pasa es que me siento como un espejo que va avanzando por la calle, absorbiendo todo lo que en él se refleja, empatizando con todo lo que ocurre alrededor. Aun no me he repuesto de la resaca del fin de semana, donde sufrí el dolor de otra persona por una desgracia ocurrida a un allegado suyo; y resulta que hoy me tropiezo con otra historia parecida. No tiene la magnitud de la anterior, pero no es una buena noticia.
Todas estas cosas no me ocurren a mí: le ocurren a gente a la que conozco. No son preocupaciones mías, pero las hago mías. Es como si estas cosas sólo me tocaran de un modo tangencial, pero el caso es que me rozan, y poco a poco, sumadas todas, me han llevado a este estado.
Caminando por la calle, cabizbajo y meditabundo, pienso si me ha ocurrido realemente algo grave, o si en realidad lo único que pasa es que estoy viviendo lo que yo entiendo como un día raro. No sé catalogarlo de otro modo, y sin embargo tengo la sensación de que lo entendeis. No es que me desligue de esas malas noticias, no es que diga, esto a mí no me va, no va conmigo,no. Lo que trato de explicar, es que parece que las cosas me ocurren sin ocurrirme a mí directamente, pero el resultado es el mismo...

1 comentario:

  1. Es algo así como hacer tuyas las desgracias ajenas. Conozco a una que le pasa parecido.
    Muy bonito, rayajo, muchas gracias.

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